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DESAPRENDER y el miedo a Innovar

lunes, 25 de noviembre de 2019 Sin comentarios

Ayer que estuve viendo la película «la quinta ola«, sin mas afán que el de entretenerme tumbado en el sofá y no pensar en exceso durante un rato, me vino a la cabeza una frase de Alvin Toffler autor de la «tercera ola«:

Los analfabetos del siglo 21 no serán aquellos que no sepan leer ni escribir sino aquellos que no sepan desaprender

Muchas veces me da la impresión de que las empresas en cierto modo son reacias al concepto de desaprender.

Es más, creo que puedo extender esa afirmación a un ámbito más general, afirmando que somos muy reacios como individuos al termino de desaprender.

Quizás entendamos que supone un esfuerzo excesivo que no merezca la pena afrontar.

Asumimos como empresas que si hemos realizado algo de forma repetitiva durante muchos años, y nos ha ido relativamente bien, carezca de sentido el afrontar un proceso de cambio.

Cuando me pongo a pensar sobre ello, mi primera sensación es la de no entender el porqué poner un freno a algo que a priori no parece tener justificación, pero luego parece interesante el pararse a pensar sobre los motivos que puedan generar ese tipo de reacciones.

Para una empresa con un recorrido prospero, su primera reacción puede ser la de preguntarse cuales pueden ser los motivos que le hagan plantearse un cambio en la forma de funcionar máxime si ya cuenta con un mercado consolidado y un buen producto.

O el por qué siquiera plantearse el arriesgar apostando por algo nuevo con lo que quizás no se sienta cómoda.

Es como aquello de pensar en que si ya estoy haciendo bien las cosas, incluso mejor que mi competencia, que sentido tiene el cambiar los procesos o la forma de gestionarlos.

Cual puede ser la justificación para plantearse ese concepto de desaprender, si todo ello le va a obligar a volver a aprender nuevamente con todo el esfuerzo dedicado durante quizás décadas.

De todas formas llegados a este punto quizás aclarar lo que para mi significa el termino desaprender.

Personalmente es abrir nuestras mentes y estar dispuestos a ver las cosas de un modo diferente. Estar abiertos a la existencia de nuevos métodos, quizás mas eficientes que nos ayuden a conseguir nuestras metas/resultados. Dejar de seguir las inercias que nos inclinan hacia una serie de rutinas de las que es complicado el salir.

Es como si en un momento dado sustituyes una semana por la que ya ha sucedido meses atrás, y nos cuesta el apreciar grandes diferencias.

Lo hemos comentado en algún articulo, pero podemos empezar a desaprender creando mapas mentales de nuestras ideas, participando en foros a los en otras ocasiones hayamos considerando no interesantes, apuntando ideas que nos han llamado la atención, escuchando a otras personas, apuntando aquello que nos llama la atención o nos parece curioso, leyendo sobre temas que quizás sobre el papel no sean el core de nuestros negocios…

Evidentemente las preguntas lanzadas anteriormente pueden tener todo el sentido del mundo, pero la respuesta a todas ellas debiera de ser clara: Debemos aprender a desaprender e innovar: Si no innovamos, en un corto periodo de tiempo corremos el riesgo de quedarnos fuera del mercado. Y no es que quiera ser catastrofista en mis afirmaciones, pero es algo evidente sobre lo que no hace falta ser muy guru tecnológico. Vais a leer mucho sobre lo rápido que evoluciona el mundo tecnológico, y mirar hacia otro lado dejando pasar el tiempo y las oportunidades no va a ser una opción.

Me acuerdo mucho de este tipo de temas cuando pienso en el comercio o la industria tradicional, y todo el empuje de tecnologías que se desarrollan en el mundo online o en el de la analítica del dato. Aplica ese dicho tan recurrente, que tiene mayor sentido que nunca, de «renovarse o morir».

Y es algo que ha pasado con todas las revoluciones industriales anteriores. De nada sirve el resistirse a una muerte segura como empresa. Nuestra competencia no va a tener piedad con nosotros. Y en los días que corren empieza a ser más complicado el discernir a nuestra competencia. Las empresas amplían horizontes y debemos tener los ojos bien abiertos para ver que ocurre en todo este nuevo mercado que se nos avecina. Ya hemos dicho que no es suficiente con tener un buen producto. Debemos ofrecer nuevos servicios que nos diferencien. Tenemos que ser capaces de desaprender e innovar.

Entiendo que es algo complicado de poner en practica al ser animales de costumbres, pero el simple hecho de planteárnoslo ya en un punto importante en la carrera por desaprender.

Como todo, en Internet vais a encontrar literatura mucho mas versada que simples reflexiones de alguien carente de mucha experiencia. Lo único que pretendo es el poner encima de la mesa un nuevo argumento sobre el que empezar a pensar.

¿Te atreves al menos a intentarlo?

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INNOVAR PARA CONVERTIRNOS EN UNA EMPRESA INFINITA

martes, 5 de noviembre de 2019 Sin comentarios

Siempre se ha dicho que la curiosidad es lo que mato al gato, pero hay personas que por naturaleza parece nacemos curiosas y con ciertas inquietudes.

Experimentar y conocer cosas nuevas es algo divertido. Sobre todo en esas primeras fases en las que uno avanza rápido en ese aprendizaje. Luego esa tarea resulta más tediosa, y finalmente llega un momento en que avanzar representa tal esfuerzo que uno se debe preguntarse si merece la pena el dedicarle tanto tiempo. Seguro que muchos de vosotros consideráis que el día no nos ofrece suficientes horas para desarrollar todo lo que fluye en nuestras mentes.

Y en ese afán por descubrir nuevas historias, me he topado con las teorías de Simon Sinek. Os animo a disfrutar de los numerosos videos que existen en Intenet en los que expone temas muy interesantes.

Una de esas teorías se basa en el concepto de empresas infinitas. Y se basa en el la idea de los juegos finitos e infinitos, pero aplicado al mundo de la empresarial.

Hasta ahora las empresas buscaban ser líderes en su sector a través de algún producto puntero que les ofrecía un mantener una posición cómoda en el mercado que a su vez les garantizaba una gran estabilidad. Era algo así como si soy el mejor en algo, ¿Por qué he de preocuparme?

Pero este tipo de apuesta parece ya no ser válida en los tiempos que corren. Ya no es suficiente con tener un buen producto. Eso ya no es garantía de nada.

Son muchos los ejemplos de empresas que han sido testigos de ese cambio. Que se lo pregunte a la gente de Kodak, Nokia o BlackBerry. Todas ellas gigantes conocidos por todos nosotros, y con una absoluta posición dominante en los mercados.

Y entonces, ¿Qué ha pasado para caer en el mayor de los olvidos y perder ese dominio?. Podemos argumentar muchas razones y pasarnos un rato largo discutiendo este tema. Pero básicamente las reglas del juego han cambiado. No han sabido ver lo que el nuevo mercado demandaba. Ahora no es suficiente con tener un buen producto. Muchos os hablaran de diversificar. Es la misma teoría que se aplica a los autónomos cuando se comenta que no hay que poner todos los huevos en la misma caja. La tecnología avanza muy rápidamente y actualmente tener un buen producto ya no es garantía de absolutamente nada. Estamos en un mercado que avanza a una velocidad de vértigo y la supremacía puede ser muy atemporal. Una reacción tardía nos puede dejar fuera del mercado. Y ese tipo de desventajas con muy complicadas de recuperar.

Por eso en este mercado tan cambiante en tan necesaria la innovación. Tenemos que adaptarnos a este nuevo mercado presentando nuevas propuestas fuera de nuestro Core principal.

Simplemente pensar toda la cantidad de productos que nos pueden ofrecer empresas como Google. Quizás muchos piensen que simplemente es un buscador. Os recomiendo daros una vueltecilla por Internet y volvernos a hablar. O que se lo pregunten a Facebook y su nueva cryptomoneda Libra.

Y no nos equivoquemos. No todo lo que hacen lo hacen bien. Han tenido muchos fracasos. Pero ahí tenemos la clave. Ellos lo intentan, lo intentan, lo intentan…y al final siempre llega la recompensa. Es lo que he venido a llamar la cultura del fracaso. Fracasar no debiera de ser sinónimo de frustraciones. Debiera de ayudarnos a mejorar.

Como comenta Simon, las empresas tienen que prepararse par participar en es nuevo tipo de juego y plantearse otro tipo de preguntas. Ya no es tan importante ser líderes sino que las empresas deben aprender las nuevas reglas de juego.

Por todo ello considero que la innovación es un importante motor que nos tiene que ayudar a seguir formando parte de este nuevo modelo de negocio.

¿Jugamos a este nuevo juego?

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¿ INNOVACIÓN ? ¿INNOVAR? ¿SOMOS CAPACES? ¿Y LAS EMPRESAS?

lunes, 4 de noviembre de 2019 Sin comentarios

Evidentemente hablar de innovación no es algo que sea revolucionario a día de hoy, pero me gustaría al menos comentar cómo la palabra innovación ha evolucionado a lo largo de mi vida.

Hace no muchos años, era de los que consideraba que la capacidad de Innovar solo era poseedora de un puñado de genios o empresas con grandes recursos.

Algo muy fuera del alcance del resto de los mortales. Idea un poco derivada al asociar siempre el concepto de innovar a grandes nombres como los de Steve Jobs, Elon Musk…y todos los que todos ya conocemos. Personas con una especie de superpoderes fuera del alcance del común de los mortales.

Al mismo modo, entendía que debía de ser un experto en todas las áreas que cubrían esa idea, lo que hacía que muchas veces pudiese desestimarla sin simplemente haberlo intentarlo por lo compleja que podía ser de desarrollar.

Asociaba por completo el concepto de Innovar al de crear algo completamente nuevo. Idea que entiendo muchos compartís. Y evidentemente eso es innovar, pero muchas veces también podemos innovar cambiando el significado de las ideas que ya existen. O simplemente juntando varias ideas y creando algo diferente.

Evidentemente tener cierta capacidad es importante para poder innovar, pero no es necesario el ser un genio o tener infinidad de recursos como creía en un principio.

Lo realmente necesario es tener una idea en la que creas y trabajar en ella con toda la pasión del mundo. Os engañaría si os dijese que es un proceso fácil. No lo es. Y no lo es porque muchas veces vais a trabajar sobre conceptos difusos y un futuro incierto. Muchas veces vais a tener que adaptar vuestras ideas. Debéis estar preparados para los cambios, las sugerencias e incluso las críticas. Vais a tener que estar preparados para fracasar y volver a empezar. Pero estoy seguro que después de todo ese esfuerzo la recompensa terminara llegando.

Y no es necesario el que seas un experto en todas las áreas necesarias para desarrollar la idea. Lo importante es transmitir esa pasión a la gente con la que quieras desarrollar esa idea.

Todo lo anterior lo relaciono con la parte personal de las personas, pero si esto lo trasladamos al ámbito empresarial implica que las empresas tienen que aprender a trabajar de una forma diferente. Tiene que empezar a ser flexibles y ágiles en sus procesos. En cierto modo tienen que arriesgar y no dejarse arrastrar por la tendencia del mercado. Tienen que ser empresas que propongan nuevas ideas y productos al mercado. Ya no hace falta ser los mejores, pero sí que debemos de ofrecer cosas diferentes con las que poder competir.

La innovación no puede estar coartada por pesados procedimientos que lo único que van a conseguir es frenar el espíritu creativo e innovador de la gente. En cierto modo no debieran de existir reglas que frenen la innovación.

Evidentemente las empresas debieran de permitir un entorno que fomente la innovación. Bien a través de zonas de reflexión o aplicaciones que nos permitan compartir nuestras ideas y entre todos conseguir mejorarlas.

La innovación en las empresas debiera ser un proceso en el que todos los empleados pudieran tener la posibilidad de participar. No dejar simplemente esta labor a determinados departamentos.

Soy de los que firmemente cree que son muchos los que pueden aportar buenas ideas. E incluso aquellas que a priori no puedan parecer “buenas” se transformen en excelentes con la ayuda de todos.

Si realmente estas dispuesto a arriesgar por una idea. ¡Hazlo!. Nunca vas a saber lo que va a salir de todo ello, pero al menos es algo que has intentando y no te quedara ningún mal sabor por la duda de no haberlo intentado. 

¿Nos arriesgamos?.

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